Por la reportera de Xinhua Shi Xiaomeng BEIJING, 29 oct (Xinhua) — En medio de crecientes sacudidas comerciales e incertidumbres geopolíticas, el presidente chino, Xi Jinping, se unirá en los próximos días a los líderes de las economías del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, siglas en inglés) en la República de Corea, con el propósito de forjar consensos para la prosperidad compartida y reafirmar el compromiso de China con una globalización económica abierta e inclusiva. El Fondo Monetario Internacional proyecta que el crecimiento económico en Asia-Pacífico se desacelerará del 4,5 por ciento este año al 4,1 por ciento en 2026, una proyección preocupante que subraya la urgencia de mantener vivo el espíritu de cooperación y de fomentar nuevos motores y dinamismos de crecimiento en estos tiempos desafiantes. En un momento en el que los líderes van a volver a reunirse, se espera que Xi reafirme una visión que ha mantenido durante años: una economía Asia-Pacífico abierta. Para él, esta dinámica región sigue siendo el motor del crecimiento mundial, una fuerza capaz de impulsar la economía global hacia delante. DEFENDIENDO EL LIBRE COMERCIO En 2025, los miembros del APEC representan colectivamente más del 60 por ciento del PIB mundial. Xi ha considerado la región una prioridad clave para promover el libre comercio. Impulsada por su visión, China ha fortalecido sus lazos económicos con las otras 20 economías miembros, de las cuales 15 ya son socias en acuerdos de libre comercio con el país asiático. Malasia, miembro del APEC, ofrece un claro ejemplo. China ha sido su mayor socio comercial durante 16 años consecutivos. «Los durianes malasios pueden ahora llegar directamente de los huertos a los supermercados chinos en solo 24 horas, y son enormemente populares entre los consumidores chinos», escribió Xi en un artículo firmado en abril, antes de su visita de Estado al país, un detalle que refleja el vigor del comercio bilateral. En junio de 2024, China amplió aún más el acceso de los durianes malasios a su mercado. Ese mismo año, el comercio bilateral alcanzó un récord de 212.000 millones de dólares estadounidenses, desafiando la desaceleración mundial. Durante la visita, Xi dijo al primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, quien preside la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, siglas en inglés) en 2025, que China está lista para trabajar con los países de la región a fin de «usar la estabilidad y certidumbre de Asia para contrarrestar la inestabilidad e incertidumbre globales». En respuesta, Anwar señaló que la ASEAN no aprueba la imposición unilateral de aranceles y mantendrá el crecimiento económico a través de la cooperación. De hecho, Xi se ha mostrado comprometido con este enfoque. «La historia nos enseña que la apertura y la cooperación son una fuerza motriz importante detrás de la dinámica económica y comercial internacional», afirmó Xi en 2018, al inaugurar la primera Exposición Internacional de Importaciones de China (CIIE, siglas en inglés) en Shanghai. Ese año, mientras el unilateralismo y el proteccionismo cobraban fuerza, el líder chino optó por un rumbo distinto: mantener abierta la puerta de China de par en par. El presidente Xi ha reiterado en varias ocasiones que «China no cambiará su determinación de ampliar la apertura de alto nivel». Su compromiso con la apertura tiene raíces profundas. En la década de 1980, cuando el proceso de apertura de China apenas comenzaba, Xi, entonces un joven funcionario en la ciudad costera sudoriental de Xiamen, ya pensaba con visión de futuro. Vio el potencial de la ciudad para prosperar mediante la construcción de un puerto libre. En 1987, Xi encabezó un equipo de investigación a Singapur, ya entonces un centro mundial de comercio y logística, para aprender cómo la ciudad-Estado gestionaba su sistema de puerto franco, años antes de la fundación del APEC. Esa temprana exploración sentó las bases para que Xiamen se convirtiera en una zona económica especial de estilo puerto libre, presagiando cómo la apertura se convertiría en un rasgo definitorio de la estrategia de Xi para conectar China con el resto del mundo décadas después. A lo largo de los años, esta visión de apertura se ha mantenido constante, evolucionando desde los experimentos locales en las zonas de reforma costeras de China hasta una estrategia más amplia de compromiso internacional. Ya sea promoviendo el libre comercio o defendiendo el multilateralismo, Xi ha tomado la cooperación abierta como piedra angular del desarrollo de China y de su papel en el mundo. Ya en 2013, durante su primera participación en una reunión de líderes del APEC, Xi delineó una visión clara: una China comprometida con construir un marco de cooperación regional que abarque ambas orillas del Pacífico y beneficie a todas las partes. Esa promesa inicial ha ido tomando forma con el tiempo. Al año siguiente, Xi acogió en Beijing a los líderes del APEC, donde se adoptó la «Hoja de Ruta de Beijing», que lanzó oficialmente el proceso hacia un Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico (FTAAP, siglas en inglés). Hoy, los caminos hacia el FTAAP emergen con mayor claridad. Bajo el liderazgo de Xi, China está implementando plenamente los compromisos del acuerdo de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, siglas en inglés) y promoviendo su desarrollo de alta calidad. Como la mayor zona de libre comercio del mundo, la RCEP conecta a 15 países de Asia-Pacífico, 12 de ellos miembros del APEC, reforzando la interdependencia económica regional. La agenda de libre comercio de Xi cobró un nuevo impulso cuando China y la ASEAN firmaron el martes la versión 3.0 de su Área de Libre Comercio. Lee Hee-sup, secretario general de la Secretaría de Cooperación Trilateral (TCS, siglas en inglés), señaló que, al promover el multilateralismo y el libre comercio, China desempeña un papel de liderazgo en varios mecanismos multilaterales de la región, incluidos la RCEP, la TCS, la ASEAN más Tres y el APEC. «Se espera que China siga demostrando liderazgo a través de esta red orgánica de mecanismos, avanzando en la cooperación regional y la integración económica», afirmó. FOMENTANDO LA CONECTIVIDAD La primera participación de Xi en el APEC coincidió con otro hito importante. En 2013, durante una visita de Estado a Indonesia, país anfitrión de esa reunión, Xi propuso la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI, un componente clave de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Desde entonces, la iniciativa se ha convertido en un motor de crecimiento que conecta las economías de Asia-Pacífico y redefine las rutas comerciales de la región. Más de una década después, la red sigue expandiéndose. En abril de este año, durante una visita de Estado a Vietnam, Xi y el líder vietnamita To Lam iniciaron conversaciones sobre un ferrocarril que unirá a ambos países, extendiendo la red ferroviaria de la Iniciativa de la Franja y la Ruta en toda la región e integrando proyectos emblemáticos como el ferrocarril China-Laos, el ferrocarril China-Tailandia, el tren de alta velocidad Yakarta-Bandung y el Enlace Ferroviario de la Costa Este de Malasia. La Iniciativa de la Franja y la Ruta se extiende mucho más allá de Asia. En noviembre del año pasado, Xi viajó a Perú para inaugurar el puerto de Chancay, una puerta marítima que une Asia-Pacífico con América Latina. Al reducir el tiempo de envío de Perú a China a solo 23 días y los costos logísticos en al menos un 20 por ciento, el puerto se perfila como una arteria vital del comercio global. Xi delineó su visión para Chancay: «explorar activamente un modelo que impulse la logística mediante corredores de transporte, fomente el comercio a través de la logística e impulse la industria mediante el comercio». A medida que se profundizan las conexiones físicas, Xi a menudo enfatiza la necesidad de fortalecer otro tipo de conectividad menos visible pero crucial: la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro globales. En un contexto de crecientes amenazas de desvinculación y fragmentación de las cadenas de suministro, Xi ha sostenido que «los países deben ver la interdependencia económica como una oportunidad para complementar las fortalezas del otro y obtener beneficios mutuos, no como un riesgo». Para Xi, en la era de la globalización económica, lo que se necesita no son brechas de división sino puentes de comunicación, no cortinas de hierro de confrontación sino autopistas de cooperación. A finales de marzo de este año, Xi se reunió en Beijing con más de 40 directores ejecutivos y líderes empresariales globales para discutir el panorama económico mundial. Su mensaje fue simple, pero claro: «Suelo decir que apagar la luz de otro no hará que la tuya brille más, y bloquear el camino de otro solo acabará bloqueando el tuyo propio». Xi ha reiterado la importancia de las empresas extranjeras para avanzar el proceso de apertura de China. En la reunión, Xi prometió «brindar la mayor facilitación posible al comercio y la inversión en China». El presidente del Consejo Empresarial Estados Unidos-China, Sean Stein, quien asistió al encuentro, comentó tras escuchar el discurso de Xi, que «invertir en China es invertir en el futuro». Para Xi, la conectividad no se limita al acero y el cemento, sino también a las personas. Considera que los intercambios culturales y la comprensión mutua son la base de una cooperación duradera. China ha introducido políticas de exención de visado y expandido las iniciativas culturales, lo que ha incrementado año tras año el número de visitantes extranjeros al país. Este espíritu de conexión se puso plenamente de manifiesto durante la Reunión de Líderes Económicos del APEC 2024 en Perú, cuando la conversación entre Xi y el presidente chileno Gabriel Boric tomó un tono cálido y personal. Boric recordó un momento reciente en su país. «Antes de esta visita a Perú, fui invitado a una feria internacional del libro en Santiago», le contó a Xi, añadiendo que todas las obras del presidente chino «estaban expuestas, junto con las de poetas, escritores y artistas chinos». Boric le dio a Xi un ejemplar en español de «Xi Jinping: La gobernación y administración de China, Volumen IV», y le pidió que lo firmara. En aquel recinto de palabras y tinta, los continentes parecieron acercarse. «Esto me causa una gran alegría», dijo Boric. «El desarrollo futuro de las relaciones entre nuestros dos países se beneficiará de nuestros múltiples acuerdos de cooperación, y aún más del diálogo cultural y los intercambios educativos». CONSTRUYENDO UNA COMUNIDAD COMPARTIDA El APEC nació en un momento crucial, cuando comenzaba a cobrar fuerza una ola de globalización económica. Desde sus inicios, el foro tuvo una misión clara: promover la apertura y la integración económica. A lo largo de las décadas, ese compromiso dio lugar a lo que se conoce como el «milagro de Asia-Pacífico», un periodo de extraordinario crecimiento y transformación que redefinió la economía mundial. Para Xi, ese espíritu pionero debe continuar. A menudo afirma que la cooperación en Asia-Pacífico debe «atreverse a tomar la iniciativa». Con el APEC cumpliendo tres décadas, Xi se han planteado ante los líderes del foro con una pregunta resonante: ¿cómo puede la región crear los próximos «treinta años dorados» de desarrollo? Su respuesta ha sido consistente: construir una comunidad Asia-Pacífico con un futuro compartido. En 2020, el APEC lanzó la Visión de Putrajaya 2040, un nuevo plan a largo plazo que aspira a crear una «comunidad Asia-Pacífico abierta, dinámica, resiliente y pacífica para 2040». El líder chino reconoce que los países difieren en sus condiciones nacionales y en sus expectativas. Lo que más importa, considera, es abordar esas diferencias mediante las consultas y trabajar juntos para encontrar soluciones a los desafíos comunes. Xi se inspiró una vez en la sabiduría ancestral china para describir al APEC como una familia de economías unidas por las vastas y fluyentes aguas del océano Pacífico. «El bien supremo es como el agua; el agua beneficia a todas las cosas sin competir», afirmó. «El vasto océano Pacífico es lo suficientemente grande», dijo Xi en otra ocasión, subrayando su convicción en la coexistencia y la cooperación. Este espíritu se refleja no solo en el impulso de Xi para promover la colaboración de China con los países de la región, sino también en sus esfuerzos por ayudarlos a superar desafíos globales apremiantes, especialmente el cambio climático. En febrero, Xi invitó al sultán de Brunéi, Haji Hassanal Bolkiah Mu’izzaddin Waddaulah, a visitar China y a asistir a la inauguración de los IX Juegos Asiáticos de Invierno en la ciudad nororiental de Harbin. Antes de los Juegos, ambos líderes se reunieron en Beijing para dialogar sobre sectores emergentes y tradicionales. Su conversación abordó nuevas industrias como la economía digital, la inteligencia artificial y las energías limpias, así como ámbitos consolidados de cooperación como la agricultura y la pesca. Brunéi acogerá el Centro de la ASEAN para el Cambio Climático y colaborará estrechamente con China en la acción climática. Para Xi, esta asociación tiene un valor simbólico. Señaló que China y Brunéi «han establecido un modelo de trato entre países, grandes y pequeños, basado en la igualdad y la búsqueda del beneficio mutuo y la cooperación de ganancia compartida». De cara al futuro, Xi prevé que Asia-Pacífico siga siendo la «locomotora» de la globalización. Una nueva ola de cambios tecnológicos e industriales impulsa la transición mundial hacia una economía digital, verde e inteligente. Este cambio, argumenta Xi, está generando un poderoso impulso para la próxima etapa de la globalización. A menudo ha descrito la economía mundial como inmersa en una pugna entre fuerzas impulsoras y fuerzas obstructivas, pero confía en que las primeras prevalecerán. «Mientras actuemos con espíritu de apertura y conectividad», ha dicho, «el vasto Pacífico se convertirá en una vía de mayor prosperidad y crecimiento». Fin (También contribuyeron a este reportaje los reporteros de Xinhua Zhang Can y Lu Rui en Seúl)

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Internacional