Por Carina López y Pool Contreras MÉXICO, 30 oct (Xinhua) — Desde niño, Jonathan Barrera aprendió junto con su bisabuela a colocar pétalos de cempasúchil en el altar familiar del Día de Muertos para guiar con su color brillante y aroma a las almas de los difuntos hacia las ofrendas. Aquella tradición, tan viva en su memoria, se transformó con los años en una vocación al rescatar el espíritu de esta festividad, considerada una de las más importantes de México, a través del pan. Hoy, Barrera ha llevado el «pan de muerto» a un nuevo nivel, combinando innovación, arte y raíces ancestrales para conquistar a nuevas generaciones y así mantener viva una costumbre que, como él dice, «no debe morir, sino evolucionar». Desde su taller, en la Ciudad de México, el joven mexicano reinterpreta el «pan de muerto» con diseños inspirados en el Mictlán, inframundo al que llegan las almas después de morir, según la tradición mexica. «Me gusta tomar, justamente, algo tradicional, algo de toda la vida, pero darle una reinterpretación, hacer un rediseño, pero tratando de conservar todo el respeto y el simbolismo que hay detrás, no solamente hacerlo por moda», explicó a Xinhua el repostero. Las piezas de Barrera también rinden homenaje a figuras como Mictlantecuhtli y Xólotl, dos de las deidades más importantes de la cosmovisión mexica relacionadas con la muerte, y reinterpretan los símbolos del Día de Muertos, como la flor de cempasúchil, con técnicas culinarias modernas. El pan que hornea el joven conserva la cobertura dulce característica y se elabora con masa brioche mexicana. «Primero, parte el pan, que es hecho con base de ‘pan de muerto’, lo boleo -dependiendo si tiene figuras-, le doy la forma y dejo que el pan doble su volumen. A partir de ahí, de acuerdo con el diseño, voy poniendo capas de color con una pasta; dependiendo del tipo de concha, es la técnica que trabajo. Por ejemplo, en el caso del cempasúchil, es una técnica de duyado (proceso de decorar postres)», dijo el repostero mexicano. Jonathan busca que cada pan cuente una historia, pues en su taller, el horno se ha vuelto un altar moderno donde la tradición se reinterpreta con respeto, y donde el «pan de muerto» representa un puente entre generaciones, pues sus hermosos diseños inundan las redes sociales en México. «Justamente, es volver otra vez a ver el origen hacia atrás, volver otra vez a revivir la tradición, hacer que no se pierda, porque siento que se ha perdido la esencia, pero el origen no, porque quizás a muchos no les tocó ver (esta costumbre) en primera persona, como en mi caso, que lo viví», refirió. Barrera pareció que, si bien lo visual en sus piezas llama mucho la atención, él se esmera también en resaltar el sabor, pues cuando los clientes prueban el pan esperan que sepa tan bien como se ve; y suele superar sus expectativas. Para el repostero,su trabajo es una forma de celebrar lo propio con orgullo y dignidad y, a su vez, compartirlo con el mundo, pues cada pieza busca transmitir el simbolismo y significado de este homenaje a los difuntos. En el Día de Muertos, que se celebra el 1 y 2 de noviembre en México, las familias honran y recuerdan a sus seres queridos fallecidos a través de una festividad llena de color, en la que los hogares y cementerios se adornan con flores de cempasúchil, velas, fotografías y ofrendas con alimentos, como símbolo del reencuentro entre los vivos y los que ya partieron del plano terrestre.
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Internacional