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Especial: Brasil se prepara para entrar en mercado global de lanzamientos espaciales comerciales con su vuelo inaugural previsto

RÍO DE JANEIRO, 15 dic (Xinhua) — Brasil se prepara para entrar por primera vez en la historia en el mercado global de lanzamientos espaciales comerciales con el despegue del cohete HANBIT-Nano, previsto para el próximo miércoles desde el Centro de Lanzamiento de Alcántara, en el estado de Maranhão, en el noreste del país. Se trata de un hito inédito para el país sudamericano, que por primera vez liderará desde su propio territorio una misión comercial de colocación de satélites en órbita terrestre. La operación, denominada Spaceward, es coordinada por la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) y la Agencia Espacial Brasileña (AEB), y marca un punto de inflexión en la historia del Programa Espacial Brasileño. Hasta ahora, Brasil solo había realizado lanzamientos suborbitales, conocidos como «saltos», en los que el cohete asciende y luego regresa a la Tierra, sin alcanzar la órbita, por lo que el vuelo del HANBIT-Nano será el primer lanzamiento orbital comercial desde suelo brasileño. El cohete, desarrollado por la empresa surcoreana Innospace, tiene 21,9 metros de altura, un peso de 20 toneladas y puede alcanzar velocidades cercanas a los 30.000 kilómetros por hora, casi 30 veces más rápido que un avión comercial. La misión será colocar en órbita cinco satélites y tres dispositivos experimentales destinados a investigaciones científicas y tecnológicas desarrolladas por instituciones de Brasil y la India. Autoridades del sector destacan que el lanzamiento representa la entrada efectiva de Brasil en el competitivo mercado internacional de servicios de lanzamiento espacial, un sector en rápida expansión impulsado por la creciente demanda de pequeños satélites para comunicaciones, monitoreo ambiental, observación terrestre y aplicaciones científicas. «Se trata del primer lanzamiento comercial desde territorio brasileño, un hecho sin precedentes que posiciona al país en el mercado internacional de lanzamientos espaciales y abre nuevas oportunidades de cooperación, inversiones y generación de ingresos», explicó a Xinhua la jefa de la Asesoría de Cooperación Internacional de la AEB, Márcia Alvarenga. La base de Alcántara, inaugurada en 1983, es considerada una de las más estratégicas del mundo por su ubicación geográfica, a apenas dos grados al sur de la línea del Ecuador, lo que permite aprovechar la rotación natural de la Tierra, reducir el consumo de combustible necesario para alcanzar la órbita y, en consecuencia, disminuir los costos de lanzamiento. Además, la región presenta baja densidad de tráfico aéreo y marítimo, alta previsibilidad meteorológica y amplias posibilidades de inclinación orbital. Durante décadas, sin embargo, ese potencial permaneció subutilizado, en parte debido a un grave accidente ocurrido en 2003, cuando un incendio en la base mató a 21 técnicos y también por prolongados conflictos por tierras en la región. En los últimos años, estos obstáculos comenzaron a superarse,lo que permitió una nueva fase para el centro espacial. Según Alvarenga, el éxito de la misión Spaceward puede convertir a Alcántara en un polo de atracción para empresas y gobiernos interesados ​​en lanzar satélites desde una base con ventajas naturales únicas. «Brasil pasa a ofrecer al mundo una infraestructura estratégica, segura y competitiva, capaz de integrarse a las cadenas globales del sector espacial», señaló. Para el Gobierno brasileño, la consolidación de ese modelo permitirá generar recursos mediante la prestación de servicios de lanzamiento y reinvertir esos ingresos en ciencia, tecnología e innovación. Además de los beneficios económicos y estratégicos, la misión refuerza el desarrollo científico y tecnológico nacional. Cerca de 500 profesionales civiles y militares participantes en la operación, lo que evidencia el impacto directo del lanzamiento en la generación de empleo especializado y en la capacitación de recursos humanos en el sector aeroespacial. «Este lanzamiento no es solo un avance tecnológico, sino un símbolo de la inserción de Brasil en un mercado estratégico, con beneficios duraderos para la economía, la ciencia y la proyección internacional del país», concluyó Alvarenga.

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