Ciencia y Tecnología

Científicos chinos descubren que el tomate es la «madre» de la patata

Agricultores cosechan patatas en un campo en la aldea Dalingzi, del distrito de Fengnan, en la provincia norteña china de Hebei, el 9 de julio de 2025. (Xinhua/Yang Shiyao)

BEIJING, 1 ago (Xinhua) — Un sorprendente descubrimiento científico ha revelado que un antiguo «matrimonio» genético, ocurrido hace aproximadamente nueve millones de años, dio origen a la patata. Y ahora resulta que el tomate es la madre de esta, hoy en día, el tercer cultivo alimentario básico más grande del mundo.

El estudio fue llevado a cabo por un equipo de investigación del Instituto de Genómica Agrícola de Shenzhen, la Academia de Ciencias Agrícolas de China y un investigador de la Universidad de Lanzhou, en colaboración con científicos de Canadá y Reino Unido.

El trabajo permitió demostrar que un antiguo evento de hibridación, sucedido alrededor de nueve millones de años atrás, entre la planta de tomate y otra parecida a la patata, dio origen a lo que esta es actualmente y también condujo a la creación del tubérculo, su novedoso órgano.

Publicados en el más reciente número de la revista Cell, estos hallazgos proporcionan una perspectiva teórica revolucionaria para el cultivo genético de la patata.

Originaria de Sudamérica y valorada por su alto contenido nutricional y amplia adaptabilidad, se ha extendido por todo el planeta como el cultivo de tubérculo más importante.

Huang Sanwen, quien dirigió el estudio, explicó que su origen había desconcertado durante largo tiempo a los expertos. Aparentemente, sus plantas modernas son casi idénticas a las de una especie parecida llamada Etuberosum, que no desarrolla tubérculos. Sin embargo, están relacionadas más estrechamente con los tomates, según los análisis filogenéticos.

Para desentrañar el misterio, el equipo investigativo analizó 101 genomas y 349 muestras resecuenciadas de ejemplares cultivados y sus 56 parientes silvestres, lo que efectivamente representaba una prueba exhaustiva de paternidad de ADN para todas las patatas.

Se descubrió que todas las muestras de patata examinadas presentaban aportes genéticos estables y equilibrados, tanto del Etuberosum como del tomate. A partir de esto, dedujeron una descendiente híbrida en la que ambos habían contribuido.

Con el fin de validar esta hipótesis, se evaluaron además los tiempos de divergencia de las tres especies. Los resultados mostraron que el Etuberosum y el tomate comenzaron a distanciarse hace unos 14 millones de años. Alrededor de 5 millones de años después de esta separación se produjo una hibridación, lo que llevó a la aparición de las primeras plantas de patata portadoras de tubérculos, en torno a 9 millones de años atrás.

«El tomate sirvió como progenitor materno, mientras que el Etuberosum fue el progenitor paterno», indicó Huang.

No obstante, lo que continuó inquietando a los investigadores fue por qué solo la patata desarrolla tubérculos, mientras que sus progenitores carecen de ellos. El tomate no los tiene, como tampoco tallos subterráneos, y el Etuberosum posee estos últimos, pero no tubérculos abultados.

El equipo de Huang propuso una explicación audaz: se trataría del producto de una reorganización genómica. Tras el cruzamiento de los dos linajes ancestrales, sus genes se recombinaron de una manera que accidentalmente generó el nuevo órgano.

El equipo rastreó además el surgimiento de los genes clave para esa formación, que son una combinación de material genético de cada progenitor. Encontraron que el gen SP6A, el cual actúa como un interruptor maestro que le dice a la planta cuándo comenzar a formar tubérculos, provino del lado del tomate en la familia. Otro gen de importancia, el IT1, cuya función es ayudar a controlar el crecimiento de los tallos subterráneos creadores de los tubérculos, apareció por el lado del Etuberosum. Sin cualquiera de estas partes, la descendencia híbrida sería incapaz de producirlos.

El antiguo «matrimonio» no solo produjo este resultado, sino que también enriqueció la diversidad genética del linaje de la planta.

Igualmente, se encontró que distintos individuos de patata exhiben un patrón «mosaico» de contribuciones genéticas parentales.

Cuando se someten a diferentes tensiones ambientales, esta combinación genética en mosaico facilita la selección de conjuntos de genes óptimos, lo que permite la adaptación a diversos hábitats, desde praderas templadas hasta prados alpinos.

El tubérculo ofrece una ventaja para la supervivencia subterránea. Almacena agua y almidón, lo cual ayuda a soportar la sequía y el frío y posibilita la reproducción sin semillas ni polinización, ya que nuevas plantas pueden germinar directamente de los brotes.

«Haber evolucionado un tubérculo trajo consigo una enorme ventaja en entornos hostiles y propició una explosión de nuevas especies que ha contribuido a la rica diversidad en las patatas que vemos y de las que dependemos hoy», puntualizó Huang.

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